Tuesday, December 02, 2008


"Es mejor que la muerte del amigo o del pariente nos atrape mientras nuestros ojos se llenan de palabras abiertas al infinito.[...] Laboa tenía cansada la voz, y el mar jugaba con ella, trayéndosela y llevándosela. La lluvia de hoy tiene algo de él, moja sin pretenderlo. [...] Hay voces que se van y voces que siempre están viniendo, como lejanos ecos. La de Laboa se asemejaba al sonido de las botas de un hada de cristal bailando sobre un tronco húmedo. Algo de lluvia, de paraje anegado tenía, algo de fuente que mana, de río que sangra y se deja llevar hacia un delta desconocido, pero cercano. Algo de bosque, también; a veces parecía que todo un Irati se deslizara por su dúctil garganta". Felipe Juaristi, a El País.